...Cuando un demonio también se enamora...

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martes, 7 de diciembre de 2010

el Principio de los Cambios

- Vale. Me comeré la sopa si quitas esa cara de viejo amargado.
- Ammy... - le gruñí mientras le lanzaba una mirada amenasante que funcionaba siempre que quería intimidar a aguién.
- Ok. Ok. ¡Dios! Damian, ¿has pensado en ser militar? Con esa cara si rotresedieras el tiempo harías que los nazis se mearan en sus pantalones.
- Tendría que recivir ordenes. No me gusta. A los nazis les patiaría sus culos meados. Y cómete la sopa.
- Señor, si, señor. Entendí el mensaje: "Ammy, no hablar. Tu comer sopa". - me dijo burlesca antes de comenzar a comerse la sopa mientras me miraba con cara de "soy una niña inocente".
Habían pasado dos días desde que Ammy había caido inconciente en mis brazos. Dos días en los que había estado sumamente enferma, y yo mientras la cuidaba agonizaba de dolor al verla sufrir.
Y además había tenido que alimentar a su chucho feo aunque por lo menos ya no me gruñía.
Bueno, no tanto.
Ammy había despertado al día siguiente y, fue recien hace una hora, cuando le dije que me iría pronto, cuando comenzó a hablar un poco mas conmigo.
Claro, me detesta igual que siempre solo que ahora por lo menos es capas de bromear conmigo.
Mas bien parece que te está insultando. No te respeta ni un poco.
Oh, mierda. Qué la maldita voz no puede por lo menos saludarme. No se, algo así como: "Hola, soy tu Voz Como Grano en el Culo, vine a hacer mis comentarios sacásticos, qué tal estas".
Ok. Eso es tétrico. Y digno de llevarlo a un siciátrico.
Pero independiente de eso, extrañaba las pocas veces que había podido hablar con ella, estar cerca, sin que me mirará como una paria o yo tubiese que fingir que no la soporto.
Ese día la cagaste de lo lindo, Damian. Ammy nunca volverá a ser igual contigo. 
Ah... Lo que mas dolía es que era cierto. Totalmente cierto.
Y lo correcto.
De un modo insano, hacer que la única persona a la que he amado me odie es lo que tengo en mis manos para protegerla.
De todos modos, Nadie puede amar a un demonio.
Aunque pudiera, de todos modos no me meresco su amor.
Ammy terminó de tomarse la sopa y me acerqué rápidamente para tomar el cuenco y la cuchara y bajar a la cocina a dejarlos.
- ¿Damian? - la voz de Ammy sonaba seria, a pesar de la curiosidad. Me llamó mientras estaba abriendo la puerta, por lo que estaba de espaldas a ella y no podía verle el rostro.
- ¿Si?
- ¿Por qué me cuidaste?
Porque te amo. 
Ya. No lo podía decir eso. Definitivamente no.
Suspiré mientras cerraba los ojos con fuerza, pensando en alguna mentira lo suficientemente creible para cubrir la verdad.
A pesar de que sabía que fingir que no la soporto era lo mas sensato ya que estar cerca de un demonio, sobre todo de un demonio exiliado, era bastante peligroso.
Y se desencadenaría el caos si algo le sucediera a Ammy.
Pero aun así, gran parte de mi no quería fingir mas. Quería ganarme su amor, su amistad, sus sonrisas.
Que suspirara mi nombre. Que yo fuera su primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir. Y que soñara conmigo.
¡Diablos! ¡Lo quiero todo, con ella, todo!
- Necesitabas que alguien te cuidara. - le dije entre dientes.
- Pudiste llamar a la Sra. Dorothy...
- ¡Pero no lo hice! ¿Ok? Ya estás mejor, no tienes fiebre. - aun estaba de espalda a ella. - Tienes el teléfono en el velador, además de agua y los medicamentos que has estado tomando. Así que no creo que haya problema para que me vaya.
- Nadie te ha pedido que te quedes. Nose por qué aun siges acá. - me respondió seria.
Uh, eso dolió. Mucho.
Sentí como mi espalda se tensaba mientras apretaba aun mas la mandíbula.
Vamos, Damian, has soportado cuantas cosas. No te derrumbes ahora. 
Pero diablos, esto era mucho peor que las agonías que infringía mi padre a las almas humanas que había estado manchadas por la maldad en sus vidas.
- Claro. Lo siento si te incomodé.
- Ay, no. Damian, yo no...
Pero no me quedé para ver en que terminaba lo que Ammy me quería decir. bajé rápidamente las escaleras, dejé el cuenco y lacuchara en el lava platos y salí de la casa casi corriendo como alma que se la lleva el diablo.
Y, definitívamente, son de lo mas velos a la hora de intentar uir de su castigo.
Me apoyé en la pared y me dejé caer lentamente al piso una vez que llegué a mi casa.
Kelva, mucho mas grande que hace dos meses, se acercó para lamerme la mano con cariño mientras me gruñía en señal de bienvenida y se dejaba caer ensima mío.
- Hola, preciosa. - la perra es cada vez mas imponente y, ciertamente, no mas linda, pero a mis ojos es la cosa peluda mas bella que ha podido existir. - ¿Me extrañaste?
Había estado apereciendome en casa algunas veces para darle comida a Kelva antes de marcharme rápidamente para cuidar de Ammy.
Bueno, ya no lo haría mas.
Kelva levantó su cabeza y se acomodó de forma que su cabeza quedó apoyada en mi pecho mientras me miraba.
- Grrr.
Era lo máximo que iba a conseguir de ella, claro.
Después de un tiempo me di cuenta de que además de los gruñidos y los sollosos, Kelva no emitía ningún otro ruido, por lo que la llevé al veterinario, quién me explicó que Kelva sufre de alguna especie de perro-mudés, es decir, no puede ladrar.
Suspiré mientras acariciaba la cabeza de Kelva y miraba fijo la pared que había al frente mío.
¿Por qué no podía hacer algo bien alguna vez?
Era un demonio fallado y desterrado. Nunca lo suficientemente bueno para mesclarme con otros seres. Algo en mi estaba defectuoso porque, a pesar de todo, podía sentir emociones que no debería.
Pero por sobre todo, nunca sería lo suficientemente bueno para lograr que Ammy me ame alguna vez.





Fue el día lunes en el que Ammy al fin volvió al colegio.
Vi como caminaba hacia su casillero con paso inseguro mientras miraba ansiosa hacia todos lados.
¿Qué le pasaría?
Y entonces lo vi.
Pelo castaño claro. Ojos marrones. Mas bajo que yo y el típico chico "musculo sin cerebro" que se creía un dios ante sus disipulos.
Agh...
Y estaba mirando a Ammy.
¡Mierda!
Curiosamente el chico ahora se veía rojo entero y yo me sentía como un toro rabioso.
Uh. Mala señal. Caminé hacia mi casillero rápidamente y me puse de espalda para poder escuchar pero que Ammy no me viera.
- Hola, nena. - el tipo se acercó y agarró a mi Ammy de la cintura.
Oh, iba a disfrutar torturándolo. Mucho.
- Sueltame, Patrick.
Bien. Así que se conocían.
Pobre chico. Había marcado su fín.
- Oh. Siempre tan uraña conmigo, dulsura. Después de tantos años conociendonos.
Esto se estaba volviendo interesante. Me costaba creer que Ammy fuera desagradable con una persona. Es decir, yo lo había echo a proposito y el hijo de perra que estaba a unos metros de mi se lo merecía pero, aun así, wow, me sorprendía.
- Apestas, Patrick.
- Antes no solías decir lo mismo.
- Callate ya, rata. Siempre he pensado lo mismo de ti. ¿Qué haces acá?
- Vine a estudiar, qué sino.
- Uh, Patrick. Pienso que te expulsaron de tu último colegio para tarados en el que estuviste. - Ammy le sonrió sínicamente. -  ¿Que hiciste esta vez? ¿Drogas? ¿Algún escandalo? ¿Algo que tu papito no pueda soportar?
Ver a Ammy comportarse tan agresiva era lo mas exitante que había visto en mi vida.
- No es de tu incumbencia, corazón. Pero yo podría hacer unos cuantos escandalos contigo incluida si sigues así.
Apreté la mandíbula fuertemente al escuchar la amenaza implícita en eso.
Y entonces, como ya me había dado cuenta que hacía últimamente, actué sin pensar.
Me acerqué a paso firme hasta donde estaban y, sin mirar una vez al imbécil, saludé a Ammy amablemente.
Ciertamente, después de la sorpresa, la bonita chica parecía feliz de verme.
Entre el sícopata humano que daba la cara y el obsesivo demonio enamorado de ella que no lo demostraba, ella prefería al segundo.
¡Genial!
- Damian. - susurró mi nombre antes de sacudir levemente la cabeza levemente y sonreirme. - ¿Qué tal estas?
- Bien. ¿Y tú? ¿Te has mejorado?
- Si. Gracias por todo.
- ¿Quién diablos eres tú? - me preguntó el tonto de Patrick.
- Pierotti. El tutor de Ammy. Y el tipo que la va a separar de ti en estos momentos.
Y sin mas, tomé a Ammy del brazo, cerré su casillero y me la llevé.
Fue cuando llegamos a un lado del colegio bastante desierto cuando al fin Ammy habló.
- ¿De qué iba todo eso, Damian?
- No te veías muy feliz con él. - le dije esquivando la pregunta.
- Ya. Si no me soportas entonces no veo por qué te va a molestar que alguien mas me haga la vida imposible.
Te deviste haber dedicado a la actuación, Damian. 
La miré con el seño fruncido mientras pensaba qué decirle.
- Puede que no nos llevemos bien. - hablé al fin. - pero no voy a dejar que un niñato eche a perder todo. Puede desconcentrarte el tener novio.
- Ah. Entonces es eso. No estás preocupado por mi, si no que por la clase de fotografía.
Si, claro.
Me limité a asentir levemente.
- Debí haberme imaginado algo así. - bufó exasperada. - Siempre lo mismo. Por mi no harías nada bueno al menos que sea en beneficio propio.
No tiene idea.
- Ammy...
- Pués dejame decirte que ¡no te preocupes! Gracias, Damian. Tu egoismo me salvó de Patrick por un rato.
Y después de decirme eso y lansarme una mirada asesina, se marchó.
Genial.
Ya la había cagado otra vez.




_____________________________________
Por Ammy:

- ¿y bien? Sabes que te mueres por besarme, Ammy.
Ja! Joder, esta si que era  buena.
- Patrick, tu ego apesta. No te besaría ni aunque fueras el últipo hombre de la tierra.
- Tu y yo nos complementamos, nena. Estamos hechos el uno para el otro...
- Te conosco de desde que eras un niño gordo y malcriado que a pesar del dinero siempre tenía la boca sucia por comer chocolates a escondidas. Creeme, no somos compatibles.
Patrick se veía avergonzado.
Genial.
Sin embargo el maldito siguió insistiendo con lo mismo.
- Tu eres mía. - me dijo en un tono que, difinitivamente, no me gusto nada.
- No creo que a mi novio le guste escuchar eso.
¿Qué? ¿Novio?
Ay, Ammy. Ahora si que la jodiste de lo lindo. 
Mierda.
Me toqué la nariz disimuladamente para ver si no me había crecido por la mentirota que estaba contando.
Tenía la creencia, a pesar de los años, que al igual que Pinocho con cada mentira que dijiera me crecería la nariz.  Y esta era una mentira grande.
Enorme.
Del porte de una casa con perro y patio. Y estacionamiento incluido para seis autos. Caros.
- ¿Novio? - la mandibula de Patrick se tensó visiblemente. - ¿Y desde cuándo tienes novio?
Deja volar tu imaginación, Ammy.
¡Maldita sea, no soy Bob Esponja!
Pero tenía que pensar una tapadera que lo convenciera. Y pronto.
- Pues... Nosotros lo hemos mantenido a escondidas, todo. No nos gusta que todos se metan en nuestra relación, y que hablen, ya sabes.
- ¿Te da vergüenza estar con él? - se mofó Patrick. Claro, con su pelo castaño claro y su ojos color marrón se creía un dios caido del Olimpo que había bajado para regalarle parte de su tiempo a las humanas.
A las humanas guapas con todo "bien puesto" en donde corresponde.
Preferentemente para ponerle otra cosa mas por un rato a penas tuviese la oportunidad.
Si mi madre estuviese viva me castigaría por pesar así.
- Claro que no. Él es... perfecto. - le respondí con el seño fruncido. - Y muy posesivo. - agregué impulsivamente.
Anda, Ammy. Solo conoces a un tipo perfecto y no te soporta. Es tan posesivo contigo que te regalaría al primero que pasara cerca.
Concienca. Dulce y perra conciencia.
No se por qué diablos existe la concienca cuando te dice cosas tan... verdaderas.
Jodete, conciencia. 
- Ya. Y si es tan perfecto entonces dime, ¿quién es?
- ¿Para que quieres saber quién es? - ¿Era mi idea o había sonado nerviosa?
Patrick es el niñato mas ingreido que he conocido en mi vida. No quería por nada del mundo que descubriera la verdad para así tener vía libre y poder seguir persiguiendome como un tonto.
Se perfectamente que no es por mi por lo que anda detrás mío como un perro todo el día. Nooo.
La influencia de mi padre puede conseguir cosas maravillosas.
Y quién sabe que quería él.
- Uh... Estás Nerviosa, Ammy. - se burló. - Quizá será que no tienes novio en realidad. - agregó mas bajo mientras se acerba dos pasos a mí.
- ¡Claro que si tengo! - le solté con behemencia.
- Entonces dime su nombre.
Y fue en ese instante cuando la terminé de joder por completo.
Pensé en el único chico que ha conseguido que mi corazón lata aselerado a pesar de que mi mente se niega a aceptarlo.
- Damian Pierotti. - el nombre se escapó de mis labios antes de darme cuenta de lo que hacía.
Y mientras una parte de mi me daba una palisa mentalmente, la otra tenía serias dudas ya que, lamentablemente, tenía unos fuertes deseos de que lo que acaba de decir fuera la verdad.

2 comentarios:

  1. Oooh!! Yo también quiero que sea verdad!!
    ¿Quién es ese Patrick? ¿Y qué relación tiene con Amy? Quiero leer el siguienteee!!
    Por cierto, leí Dark Night, y me encantó :)
    Sigue así!
    Bss*

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  2. Omfg!!!
    Te amo Scarlett ♥ jajaja
    Perfecto! Se le escapo Damian Pierotti*
    no podria ser mas interesante querida
    Y me parece que Ammy deberia de darse cuenta
    de que Damian se muere por ella y por eso la cuido!
    los dos son tan liosos!
    Esto le da un giro asombroso a la historia!
    Sigue y ya sabes que siempre tienes mi apoyo querida :D!

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