...Cuando un demonio también se enamora...

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martes, 2 de noviembre de 2010

Descubrimientos

- Entonces... Tú y Jannet.
- ¿Eh?
- Ya sabes. Tú y Jannet. En el baile del viernes. - Ammy parecía nerviosa mientras me decía esto. Estábamos buscando algo interesante en el bosque para fotografiar.
- Pues... si. - no podía negarlo. Ella lo había escuchado. Y además ellas saldría con el rubio ese día.
- Hacen bonita pareja. - Ni ella se creía esas palabras.
- Ya. La rubia hermosa conmigo.
- Si. ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Por supuesto. - ¿por qué cosa sentiría ella curiosidad?
- ¿Te gusta de verdad o solo quieres acostarte con ella?
Si no hubiese sido por mis buenos reflejos casi me hubiese caído de cabeza a un charco con lodo que había a dos pasos de mi.
- ¿No te andas por las ramas, eh?
Ammy se río torpemente mientras miraba fijamente el piso. Parecía incomoda.
- No me gustaría que... lleran a Jannet, ¿sabes?
- Oh, créeme, no tengo la capacidad para herirla.
- Ya.
- ¿No me crees? - nos habíamos detenido en un claro para que Ammy sacara una foto.
- Tu.. no te das cuenta de lo que produces en las personas. Y Jannet me cae bien.
- No te ofendas, pero, como es que alguien tan... - linda, preciosa, maravillosa, dulce. - inocente como tú es amiga de una chica cómo esa.
- Cuesta creerlo, ¿no? - se río mientras se bajaba la cámara del rostro para mirarme. - Pero la conozco de toda la vida. Supongo que... es lo mas cercano a una amiga que he tenido.
La miré atentamente, sin disimular la curiosidad que había en mi rostro.
Simplemente quería saberlo todo de ella. Me tiene fascinado por completo.
- ¿Desde cuándo la conoces? - le pregunté mientras me encaramaba en el tronco de un árbol para sentarme. Me sorprendió el ver que Ammy hacía lo mismo, ya que era un roble bastante grande, por lo que me moví para darle un lado.
- Mmmm... a ver, deja sacar la cuenta... Como desde que tenía seis años y ella nueve.
- Wow.
- Verás... Mi padre es embajador. Y el padre de Jannet es un político que trabaja en la ONU, por lo que se encontraban constantemente. Mi madre era... perfecta. - dijo con orgullo. - Y a diferencia de los padres de Jannet, ella era muy cariñosa, y siempre que nos encontrábamos la trataba muy bien. Por eso con Jannet pasamos de pequeñas mucho tiempo juntas, y nos conocemos bien.
- ¿Y desde hace cuanto tiempo que estudian las dos acá?
- Jannet desde los 11 y yo desde enero. Antes tenía profesores particulares, por eso estoy adelantada en algunas asignaturas. - me contesto mientras sin previo aviso me tomaba un foto.
- No soy muy fotogénico. - me reí.
- Claro que lo eres.
- Ya.
- ¿Quién está de fotógrafo ahora, eh?
-Tú. - le respondí sin dudarlo para ver su sonrisa otra vez.
- Exacto. Así que yo decido si eres fotogénico o no.
- ¿Por qué te mandaron a estudiar acá? - le pregunté después de un rato que estuvimos en silencio.
No entendía por qué si había funcionado tan bien el sistema de que tuviese profesores particulares sus padres la hubiesen mandado lejos.
- Mi madre murió hace un año y medio. Y papá se caso con una chica de 23 años apenas seis meses después de la muerte de mamá. Entre las dos... no nos llevamos bien, por lo que Clare le pidió a mi padre que me enviara lejos e invento un montón de pretectos. - el simple hecho de recordar la conversación parecía molestarla. - Ella quería mandarme a un internado suizo. - bufó indignada. - Pero yo hablé con mi padre y le dije que si me quería un poco todavía que me mandara a este colegio. Jannet me lo sugirió cuando le conté por internet. Así que mi padre accedió. Y ahora estoy acá.
- ¿Y te dejan vivir sola? - le pregunté sorprendido.
- Pues... Se supone que estoy en un pensión. Bueno, en realidad, es una casa para mi con una señora que tenía que cuidarme. Pero me quedé yo en la casa y llegué a un trato con la Sra. Ahora está viviendo con sus hijos cerca de ahí y de vez en cuando voy a tomar el té con ella. Le manda las cartas correspondientes todos los meses finjiendo que ella y una tropa de criados me vigilan y cuidan bien.
- Wow.
- No creas que no me costó convencerla. Pero la Sra. Dorothy es tan dulce. Comprendió de inmediato por todo lo que estoy pasando y me enseñó a cocinar y hacer todas las cosas de la casa. Fue muy buena.
- Mira. - le dije de repente mientras tomaba la cámara que llevaba colgada en mi cuello.
- ¿Qué...? - Fue entonces cuando Ammy vió, en lo alto de la copa del árbol en el que estábamos sentados, tres palomas mirándonos fijamente.
Tarde un momento en descubrir que no eran palomas de verdad.
Oh, mierda.
Sin preocuparme en disimular mi fuerza, salté desde lo alto de la rama en la cual estaba sentado y animé a Ammy para que saltara también.
- ¿Como diablos pudiste saltar? - me decía mientras tenía los ojos abiertos como platos.
- Ammy, por favor, bájate pronto.
- No puedo. Yo...
- Solo salta hacia mi. Yo te atraparé, pero apresúrate. - le rogué. Vi de reojo que las palomas se preparaban para volar hacia nuestra dirección.
A diferencia de lo que la mayoría pueda pensar, las palomas no eran seres celestiales ni nada de eso. Eran demonios disfrasados de estas aves.
Y me habían estado espiando.
Y ya que yo no me comportaba como el demonio que soy, los tres hijos de perra pensaban divertirse de lo lindo con Ammy.
Sentí como la furia me cegaba por unos segundos.
Nadie tocaría a mi Ammy.
- Damian... - Ammy parecía nerviosa. - las palomas ya no me parecen tan lindas. - me dijo mientras veíamos como las palomas comenzaban a decender hacia nosotros. Tenían un brillo absolutamente sádico en sus ojos tan parecidos al de los ratones.
- Ammy, por lo qué mas quieras, ¡Salta! - le dije rápidamente. - confía en mi.
Entonces Ammy me miró a los ojos y, con expresión decidida, salto de los cuatro metros de la rama en la cual habíamos estado sentados.
La tomé sin ningún problema entre mis brazos y me eché a correr lo mas rápido que pude.
Ammy me había rodeado inmediatamente el cuello con sus brazos y metido su cabecita en el hueco de mi cuello, con los ojos fuertemente cerrados.
A pesar del peligro en el que nos encontrábamos, no pude evitar notar lo que la cercanía de su cuerpo tibio provocaba en el mío.
Llegamos hasta la entrada del bosque y la bajé cuidadosamente a tierra.
- Quiero que me escuches muy bien, y que me hagas caso en todo, ¿de acuerdo?- le dije mientras le levantaba la barbilla para que me mirase. Milagrosamente, Ammy, en vez de protestar, aceptó sin protestas. - Corre lo mas fuerte que puedas y enciérrate en tu casa. Yo iré a ver después para asegurarme de que estés bien.
- ¿Cómo vas a saber dónde...?
- No importa. Te encontraré. - mi voz estaba cargada de sentimiento. - Solo vete, por favor. Y no hables con nadie ni te acerques a nada. Ahora vete.
- ¿Damian?
- ¿Si? - "¿Si, amor?" Estaba desesperado por que se fuera para así poder exterminar a los tres demonios que habían puesto sus ojos en Ammy.
Aun no notaban que estoy en un rango mucho más poderoso que ellos. Soy el príncipe de los demonios.
Y pronto se enterarían de la peor forma.
- Cuídate. - me pidió antes de irse. Su preocupación por mi me había derretido por completo.
En ese momento, vi como las feas palomas venían volando decididas hacia aquí.
- Shenitt, Sildemein. - dije furioso un instante antes de que las palomas cayeran como peso muerto al piso y se transformaran a su verdadera apariencia.
Y allí estaban, sus ojos, ahora, cargados de miedo al reconocer la orden de "detente, demonio" dicha por nuestro idioma, a la que solo respondían sin elección a alguien de la nobleza.
Eran jóvenes, no mas de docientos años, por lo que seguramente no tenían idea de quién era yo ya que me había desaparecido de las fuerzas del mal, por llamarlas de algún modo.
Solo los demonio antiguos y sabios, además de algunas criaturas distintas pero también con esas dos cualidades sabían quien soy yo de verdad.
- ¿Quién carajo eres y por qué nos interrumpes? - me dijo el pelirrojo, y al parecer el que dirigía a los otros dos. - No creas que una leve pelea con un tonto cómo tú nos detendrá.
- Walter, no seas estúpido. Es de sangre real. Si no, nos hubiese podido detener. - le dijo el rubio mientras se ponía de pie. Los tres andaban con unas capas color gris claro, por lo que eran apenas peones dentro del status de los demonios.
- ¡Cállate, Igor! Si fuese importante sabríamos de él. - dijo como si hablara con un retrasado.
- O quizá si sea alguien importante y no sepan de mi porque son un trio de imbéciles. - les dije sin inmutarme.
- ¡Eh! - exclamó molesto el de pelo castaño. - Ya verás cuando te demos tu merecido, demonio de cuarta.
- Truvarc - le dije mientras lo miraba en menos. Por mas que el demonio moreno movía la boca, no salía ni una palabra de esta.
- Oye Walter, vámonos. - dijo el demonio llamado Igor. - Solo la estirpe de Ababddon puede hablar el idioma y lograr que los demás le obedezcan.
- Tonterías. Ababddon solo tiene dos hijos, y los conocemos a ambos. Este debe ser solo un truquito.
- Y qué hay de aquél tercero del que hablan...
- Él mismo Ababddon admitió que ese está muerto.
Si, bueno. Somos demonios. Pero aun así duele enterarse de un forma tan brusca que para tu padre estás muerto.
Se acercaron los tres hacia mi, y entonces comenzamos a pelear.
La batalla no duró mucho. Eran demasiado jóvenes e ingenuos cómo para haber podido durar mas. Primero murió el moreno, seguido casi de inmediato por Walter.
Solo fue a Igor al que apenas erí y dejé con vida. Me daba lástima.
- Igor. - llamé al demonio que estaba profundamente asustado.
- ¿S-si? - me preguntó tembloroso.
- Si ves a Ababddon, dile que su hijo Damian no está muerto.
Después de eso, lo deje marchar.
Ya había anochesido, así que corrí y, guiado por el instinto, llegué a una bonita casa de dos pisos en la cual Ammy.
Me acerqué un poco nervioso y llamé dos veces a la puerta.
Escuché unos pasitos intentado hacer el menos ruido posible para acercarse a la puerta.
Después de un rato en el que me imagino que Ammy vio por la mirilla, la puerta se abrió bruscamente.
- ¿Qué te paso? - me preguntó Ammy nada mas verme.
- Me peleé.
- ¿Con las palomas? - la cara de Ammy denotaba incredulidad.
Ella no sabe lo que eres, Damian.
Y nunca lo sabrá, si puedo evitarlo.
- No. Con un chico que estaba intentando erir a un ancianita. - le mentí sin mas.
Ammy me estaba mirando con los ojos entrecerrados. Parecía sospechar.
Me quedé completamente inmóvil y, después de un rato soportando su escutrinio, sentí cómo suspiró resignada.
- Dejaré pasar esto, Damian, y no lo mencionaré otra vez. Gracias por venir a ver cómo estoy. Es muy lindo de tu parte. Hoy... me asusté. Fue extraño, pero lo comprendiste a la perfección sin necesidad de hablar.
Porque yo sabía lo que eran.
- De nada. - le conteste un poco avergonzado. - Te dije que vendría. Ahora me siento mas seguro. - en mi voz se notaba el agradecimiendo hacia Ammy porque no me hiciera preguntas.
- Pero Damian... - me dijo al ver que me daba la vuelta para irme.
- ¿Si?
- No creas que soy ingenua. - me dijo seriamente. - Se que eres distinto. Y no de un modo normal.
Después de eso, vi como Ammy cerraba lentamente la puerta de su casa mientras yo me quedaba parado afuera con mi corazón bombeando a mil por horas.
Ella sospechaba.

2 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah ñññ ! aaaaaah ! sakjdh no puedp paraaar de gritaaar en mi interiioor ! akjshd wooou aaaaah ñññ ajkshd xdme ENCANTOO,FASCINO, &TODAS LAS MANOS :$ el capitulo kajshd xd qieroo máaas ñññ & máas de Damiaaan el demonio Sexy 77 ashd :$ asd porfaa .-. aaay me duelee no sabeer (U)asjhd sube luego porfa ! cuidatte (:

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  2. Noooo!! Ella sospechaaa!! jajajaj. Creo que Damian está en problemas... va a tener que contárselo... jajaja. Ay, ésto de pone más interesante que antes, y creía que era imposible XD
    Quiero el próximo capi!! :)
    Bss!!

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